sábado, 10 de diciembre de 2011

Me lo pensaré...... maldito estupido....


Después del tiempo de reflexión y de la entrega de los ramos y las coronas- Gracias, a todos y todas por venir, gracias por los buenos momentos, que pudisteis darle, aunque contarais con poco tiempo para hacerlo, Siempre supe que la existencia de los ángeles era efímera, pero nunca me imaginé, que lo fuera a ser tanto, todos sabemos lo que vale una sonrisa, y aun más una suya, tan luminosa y alegre… supongo que alguien las necesitaba más que yo, supongo que yo no era merecedora de alguien tan bueno, Aunque también estoy preocupada por los ángeles, me preocupa que pueda darles envidia, Pero él me enseñó que uno puede controlar el deseo, ni el amor, o por ejemplo: el dolor,  Los sueños, O quizá, las pesadillas, al igual que me enseñó que  nunca caería, porque uno no necesita ser un ángel para volar.
- y… quizá… el aire a su favor- ¿pero qué…? la abuela, mi maravillosa abuela entró abriendo las puertas de madera de par en par. Yo corrí a abrazarla, al parecer ya se sabía gran parte de lo ocurrido antes de llegar a Forks, porque todos supieron enseguida quien era ella. Nos abrazamos ante todos, sin importarnos un carajo lo que fueran a pensar.
- hay abuela… gracias por venir…
- ¿no me hubieras odiado si no lo hubiera hecho?
- no te odiaría ni aunque me mataras.
- tú siempre al extremo…- sonrió, y me llevó de la mano a la capilla. Yo me senté en un banco apartado mientras la abuela se encargaba de todo lo demás. Estaba tan simplemente ‘’fuera’’, simplemente, no estaba allí. Me dio por mirar hacia detrás y no encontré a otra que a Hayley refugiada entre los brazos de su madre.   Todos volvieron a sentarse, esperando a la despedida. Yo me dispuse a volver al altar.
- ¡Kaeileh!- me di la vuelta asustada, y después creo que me morí o algo así. Porque el que corría por el pasillo hacia mí con los brazos abiertos no era otro que Jacob. Yo empecé a llorar entre sus brazos, no podía hacer nada, Al rato lo estreché yo también. – perdóname por haber desaparecido los últimos casi cuatro años.
- me lo pensare maldito estúpido.- Primero me calmé, luego me puse aun peor, la ceremonia acabo de lo más apacible. Más o menos, El cura cerró la puerta y desapareció del mapa. Dentro quedamos la abuela, Jacob, Los Cullen y Yo. Me acerque al ataúd mientras la abuela y Jacob intercambiaban una palabras, lo miré allí metido en esa caja, y no le vi como a Jessie, solo vi a un niño pálido, parecía de cera, como una escultura. Cogí una de sus manos y metí dentro el anillo que la abuela me había dado. Me incliné y susurré a su oído aunque no pudiera escucharme.
- Espero que me lo devuelvas, es un pequeño préstamo, una parte de mi.- le coloque de nuevo y cerré la tapa, cerré la tapa y sollocé sobre ella. Hasta que la abuela vino y me levantó. Me llevó junto a los Cullen. Que miraban escépticos a Jacob. Al parecer llegué a media conversación,
- ¡Sabéis que no deberíais haberlo hecho!- Jacob parecía afectado, no entendí porque.
- ¿¡insinúas que  deberíamos haberlo dejado…- Esme lo parecía aun más.
- solo digo que deberíais haber dejado que pasara lo que debía pasar.
- ¡No eres más que un egoísta!- Rosalie no estaba afectada, estaba histérica, a punto de darle un par de golpes.
- ¿yo? ¿El egoísta soy yo? Poco más y lo… hacéis vosotras mismas, no pudisteis esperar ni a que  fuera natural.
- Tranquilo, creo que se alegrara de saber quien estará de vuelta pronto, y quizá, ella se vuelva con él, de todas formas aunque no aceptara seguro se alejara de ti al enterarse cuál es tu posición en lo que a imprimaciones se refiere. Si es lo natural lo que te preocupa, claro.
- ¡no!, ¡esta vez sí que no! ¿No fue suficiente con… tenéis que llevárosla a ella también?
- no le has hecho caso, como tú mismo has dicho, en un par de años, no comiences con sentimentalismo. Si tiene que morir alguien para que te dignes a visitarla, estoy seguro que ella sería la primera en darse como voluntaria- ¿pero quién maldita sea iba a morir? Simplemente ¿¡maldita sea!?¿Quién era tan importante como para que hasta  Emmett se pusiera tenso?
-¿¡Pero este es el momento de discutir asuntos como estos!?- vendito Jasper que pensó en mi. Todos se giraron a mirarme. Si, ahora ¬¬, Jacob se acercó, al tiempo que Rosalie.
- Vamos Kaeileh.- ¿eso era una orden? Hay Jacob, Jacob…
- de verdad Kaeileh, creo que será mejor que te vengas con nosotros. -¿y ahora? ¿Que se suponía que debía hacer ahora? La abuela me salvó cogiéndome de la mano.
- ahora mismo,  con la única persona que va ir Kaeileh es con su hermano, a ver la sepultura. Os agradezco que la cuidéis tanto, pero creo que no está en condiciones de tomar ninguna decisión ahora mismo.
- Lo siento…-  Me desesperé.
- hablaremos cuando estés más tranquila ¿de acuerdo?- yo asentí y Esme me besó la frente todos los Cullen se fueron silenciosamente, no si regalar una sonrisa malévola a Jacob.
- iré a visitarte, te quiero Kaeileh.
-y yo a ti Jake…
Después de eso la abuela y yo nos fuimos al cementerio y nos despedimos de Jessie por última vez, como en todos los funerales llovió, llovió mucho, pero fue una lluvia fina y caliente. Casi agradable. La abuela me miró mientras lloraba.
-¿Qué pasa?
-¿Qué me rompe el corazón que nadie más que yo pueda ver lo hermosa que estás?
- joder abuela, la lluvia te hace delirar, vámonos al coche.- ¿ahora soltaba tacos?
- No kaeileh, no vamos al coche, yo debo irme, estoy interna en un psiquiatra ¿sabes?, pero no estoy loca cielo, es solo, que creo que allí me cuidaran bien, además, algunas amigas me esperan.
-¿per que dices abuela? ¿Un psiquiatra?
- no te alarmes. ¿Vale?, volveremos a vernos.- me besó la frente y desapareció bajo su paraguas negro.
-¡Te quiero abuela!
- y yo mi amor…- Me sentí como en paz, o algo así, me sentí como si ya no hubiera problemas, como si nunca los hubiera habido. Me quite los zapatos y me senté junto a la lapida blanca recién colocada.
- ¿Qué lio, eh Jessie? espero que mamá y papá dejen de discutir para darte la bienvenida. Al menos en el cielo…-  Vi que había un ángel de piedra con un banco a pocos metros de la lápida.- joder, hasta el cementerio esta de tu lado- y comencé a reírme como una loca.- mierda, te voy a echar tanto de menos.- me levante y acaricié la piedra blanca.- te voy a echar de menos…

lunes, 18 de julio de 2011

estaba cansado...

Me levanté a las ocho.  Y me quede mirando por la ventana como el sol derretía los copos de nieve que había en el marco de mi ventana, tenía miedo de lo que iba a hacer, acabe por ponerme en pié y vestirme, luego entré al cuarto de Jessie y encontré a  Hayley tirada en el suelo abrazada a la camisa que le había regalado. 
-vamos, te dejaré en casa de camino.
- no, no por favor, déjame, déjame. Yo llamaré a mi madre para que venga a buscarme luego.
- pero. No sé si puedo dejarte aquí sola. Si haces cualquier locura el castigo recaerá sobre mí.
- no haré nada, lo juro, no dejare que tu cargues con la culpa.- le besé la frente  bajé cogí mis cosas y me fui. Legue a las diez menos cuarto.  Llegué por adelantado. Deseé no haberlo hecho. Porque ya había nada a su alrededor. No había encefalograma, ni respirador, ni bolsa de suero, ni un solo tubo, ni un solo cable. Corrí hasta él, y me quedé petrificada cuando noté que estaba frió, tampoco había pulso en las escasas venas que habían difuminadas bajo la piel de sus muñecas. Carlisle entró y me saco por los hombros de la habitación.
- creo que estás en shock. No estabas preparada para verlo.- examinó mis pupilas mirándolas directamente con sus ojos.
-estoy...Estoy bien…
-¿segura?
- ¿Qué ha pasado?
- anoche… muy tarde, a eso de las tres y media  cuatro, su corazón se paró. Yo no podía más, estaba cansado.
- ¿cansado?
- casi no podía respirar, y para el… estas últimos meses supongo que han sido muy duros. Tenía las defensas muy bajas, y el corazón muy débil. Según su historial había sufrido un infarto hacía relativamente poco. Y no estaba lo suficientemente fuerte para sobrevivir a algo así.- yo asentí.- vamos, no te derrumbes ahora.
- es que… solo llevaba menos de un mes bajo mi cargo y ya lo he matado.
- tú, no eres responsable de esto, nadie puede controlar estas cosas sabes- me abrió la puerta para dejarme pasar, yo volví junto a él y le cogí la mano.
- te dejaré para que te despidas, debo llevármelo ya.- con las mismas salió de la habitación, yo lo abracé y me dolió horrores notar que no se movía, que no respiraba, me dolía saber que no iba a despertarse, lo peine un poco, le coloque bien la bata, le arregle la manta, hice de todo, para no dejar de tocarlo, no quería que se lo llevaran, no quería que se fuera. No quería estar sola, sin él, de nuevo. Pero ya no nos quedaba tiempo, Carlisle tocó la puerta y entró con la enfermera, la chica comenzó a colocarle las manos y a recostar la camilla, pero yo me resistí a soltarlo hasta el último momento, cuando Carlisle lo cubrió con la manta. Me quedé llorando en una habitación vacía de hospital. Tirada en el suelo con el corazón entre las manos. Carlisle volvió a por mí en un abrir y cerrar de ojos. Me sentó en la cafetería e intento tranquilizarme.
- Llamaré a Esme para que te acerque a casa, y te haga compañía hasta las cuatro.
-¿las cuatro?
- la funeraria.
- ah, está bien.
- tranquilízate ¿de acuerdo?, no dejaremos que te quedes sola.- yo intenté medio sonreír, y luego me acompañó al parking, Esme llegó rapidísimo, estaría cerca… Nos metimos en mi coche y llegamos a mi casa. Luego entramos, y nos quedamos de pie mirando el salón, lo apagado que parecía sin la sonrisa de Jessie, Me dio por llorar, y Esme me consoló acariciándome el pelo durante horas. Hasta las cuatro, cuando me dejó en la puerta de la funeraria y volvió paseando a su casa, aunque note cierta prisa. Entré despacito y salí rápido. Elegí uno blanco, sin crucifijo, el era ateo, decía que su vida era demasiado perfecta como para que alguien la tuviera planificada, y menos aun un ser superior, y la verdad es que si existía el tal dios, últimamente no me lo había demostrado. Volví a casa hecha polvo, me tiré en el sillón dormí durante horas, y así lo haría durante todo el día.







Esa mañana era ‘’la mañana’’, Llevaba desde antes de ayer durmiendo todo el día.  Me levanté a eso de las nueve, me vestí y fui a la funeraria, Ayude al encargado a colocar las flores y el atril para dar mi ‘’discurso’’, luego volví a casa me bañe durante horas, luego me vestí, era un vestido negro sencillo, me lo compre hacía muchísimo tiempo, y no lo había estrenado. Intenté recogerme el pelo acabe por dejarlo natural, y ese día acabo más liso de lo normal. Me miré durante un buen rato al espejo y acabé por armarme de valor, y salir a por el coche, Rosalie me esperaba apoyada en el capó.
-anda, vamos.- me tendió la mano, yo le lancé las llaves y me metí en el asiento del copiloto.- estas preciosa.
-¿Qué dices? Si tu estas fantástica…
- hoy nadie estará más bonita que tu.
- eso no es lo que me preocupa ahora exactamente.
- todo saldrá bien, ya verás.- Cuando llegamos había muchísima gente, y algún compañero suyo y sus padres. Cuando entre me puse nerviosísima bajo la mirada de toda esa gente que me miraba expectante, esperando un gran discurso. Respiré profundo miré al frente e intente no prestarle atención al ataúd que tenía tras de mí.

domingo, 10 de julio de 2011

¡yo te mato, zorra!

Es muy irritante que tumben tu puerta a golpes mientras duermes en la cama con la persona que amas.
-¿kaeileh?¡kaeileh abre la puerta!.
- Que quieres Jesse…- no sabía muy bien lo que decía, aun estaba medio inconsciente.
- ¡Vamos!, levanta!, necesito que me acerques al centro.
-¿ahora?
- sí, ahora, había quedado con los padres de Hayley a las once y son las doce y media.
-¿Cuándo  pensabas contármelo?- me levante corriendo y empecé a vestirme.
- no te preocupes, yo le llevo-  entonces vi a Jack mientras se colocaba el cinturón.
-¿alguien me abre la puerta?-  cuando le abrí la puerta  me miro como indignado y fue a vestirse, entonces me di cuenta de que iba en calzoncillos. No pude evitar sonreír. Cogí el teléfono y llamé a Hayley.
- ¿kaeileh?
-lo siento, lo siento, lo siento. Te juro que ya estamos de camino.
-¿todavía no habéis llegado?
-no.
- mis padre aun están aparcando, podéis llegar antes y quedar bien. Date prisa, te dejo mi madre pregunta con quien hablo.- Colgué el teléfono y comencé a vestirme.
-¡Jesse!- grité yo mientras forcejeaba con el pantalón.
-¿Qué?- entró a mi cuarto corriendo con el cepillo de dientes en la boca.
-Ellos tampoco han llegado aún. Si te das prisa podemos llegar a tiempo.-  Salió corriendo y se metió en su cuarto. Al poco salió completamente vestido y se metió al baño mientras se cepillaba el pelo y los dientes a la vez. Y yo seguía con los pantalones.
- Tranquila, yo lo llevo, y ya luego tu nos alcanzas, nos vemos en…- El pobre Jack no tuvo tiempo de  decir nada, solo llego a rozarme los labios, Porque Jessie se lo llevó a rastras, yo intente vestirme lo más rápido que pude, cogí las llaves, el móvil y la cartera y me subí al coche. Arranqué  y me metí en la carretera lo más rápido que pude, vi el coche de Jack justo antes de que se metiera en el cruce que daba a la ciudad, justo antes, de que otro coche le pasara por encima. No podía ser, otra vez no. Aceleré todo lo que pude, pero la desesperación pudo conmigo. Me bajé y eché a correr todo lo que pude, El otro coche quedo casi intacto, y el maldito coche de Jack dio al menos dos vueltas de campana. La maldita estúpida que conducía el otro coche  salió y empezó a dar gritos por que le sangraba algo la nariz, y aun así no dejó de hablar por el móvil. Casi la mato a ostias, pero primero lo primero, corrí hasta el coche, que quedó boca abajo, vi que sobresalía una mano ensangrentada y con un móvil entre las manos, también escuche una tos que no cesaba, la mano era de Jessie, y la tos, de Jack.
 -¡Jessie! ,¡Dios Jessie! Dime algo. Solo escuché una respiración entre cortada, y noté que la mano apretaba cada vez menos. Saqué mi móvil y llamé a emergencias. La operadora me dijo que iban a tardar porque estábamos en un lugar apartado. ¡Maldita sea!, ni la policía estaba de mi lado. La chica se acerco cojeando un poco y quejándose.
-¿va todo bien?-
-¿Qué si va todo bien?, ¿¡que si va todo bien!?- me levante llena de rabia. Y me acerque a ella sin control de lo que hacía.- ¡yo te mato zorra!-hubiera estado a punto de cogerla por los pelos si unas manos fuertes y frías no me hubieran cogido por los brazos.
-tranquilízate.- era Emmett.
-¡Emmett! , ¡Emmett! Gracias a dios!, ayúdales, por favor has algo…- se me paró el corazón cuando vi a Carlisle sacar a mi pobre Jessie a rastras. Mientras otro total desconocido sacaba a Jack. Que salió más o menos por su propio pie. Pero en ese momento, lo importante era Jessie. Corrí y me tiré a su lado. Y cogí su mano, mientras Carlisle lo reanimaba, tenía los ojos perdidos, aunque se movían de cuando en cuando. Yo lloraba mientras el pobre Carlisle se desesperaba intentando reanimarlo.
- no te vayas… tu no…- era estúpido rogarle eso en ese momento. Intento hablar, intentó decir algo, pero no tenia voz. Carlisle no paró de reanimarlo hasta que llegaron los sanitarios, me apartaron y pusieron un cuerda de seguridad, solo podía ver el pecho de Jessie, cada vez que le reanimaban con las palas y su cuerpo reaccionaba violentamente, A lo lejos pude ver como avanzaba otra ambulancia, la de Jack supuse. Carlisle se acerco deprisa.
- nos lo llevamos al hospital. Ven cuanto antes.-  yo cogí el coche y me puse en camino incluso antes que la ambulancia, el camino se me hizo infinito y cuando llegué tuve que sentarme en la sala de espera, al poco escuche las sirenas y los ruidos de las puertas de las ambulancias. Me acerque al marco de la puerta y vi pasar fugazmente la camilla con mi pobre niño aun ensangrentado y débil. No me dejaron pasar más allá de las puertas del ascensor para acceder al quirófano. No me sentí lo suficientemente fuerte como para mantenerme en pie, y caí al suelo de rodillas. Me sorprendió que fuera Rosalie la que me levantara.
- no te preocupes, todo saldrá bien.- Entonces Emmett nos alcanzó y cogió mi otro brazo.
- estoy seguro de que Carlisle hará lo imposible.- nos sentamos en la sala de espera y Esme, que acababa de llegar me traía un té, que buena era esa mujer. Los segundos para mí en ese momento se volvieron siglos. No podía evitar que me corrieran las lágrimas por la cara.
-¿Cuántos años tiene?
- 14, acababa de cumplirlos en septiembre.
- oh dios mío… tranquila, estoy segura de que Carlisle lo arreglara todo.
- Jack está bien.- ¿y ese quien era? Era igual de Alto y con pinta de fuerte que Emmett y Carlisle. Con los ojos también color ámbar. Con el pelo largo y color cobrizo, como el mío. Era una cara agradable, aunque de lo serio, daba hasta cierto punto de miedo.
- oh, Kaeileh, este es Jasper, mi otro hijo.
- encantada- intente sonreírle, pero estoy segura de que no funcionó. El tampoco estaba muy por la labor.
-¡Ya sale!- Rosalie parecía incluso más apurada que yo. Me levante y me puse frente a él. Se quito los guantes. Se mordió el labio, cogió aire y me miro.
- ¿está bien?- El me puso la mano en el hombro y negó con la cabeza.
- está… en muerte cerebral, podemos mantenerlo conectado, pero… debes saber que hay poquísimas posibilidades de que despierte.- yo negué con la cabeza.
- ¿Qué quieres hacer?
- quiero verlo, quiero verlo ¿puedo verlo? – el asintió y me guió al cuarto. Respiré un par de veces antes de entrar, No pude creer lo que veía.
Mi Jessie no se merecía eso, si lo hubierais visto, estaba tan roto, tan magullado, e inmóvil, parecía dormido, parecía que se iba a despertar en cualquier momento, pero, aunque estuve de pie junto a él, acariciando su mano, no lo hizo, no se despertó, no se movió, no abrió los ojos y sonrió como hacía siempre, y no aguante más, lloré de rodillas junto a su cama, Me hubiera gustado tener a mi papá para que me abrazara, y me dijera que no iba a pasar nada, que estaría bien, que el abuelo cuidaría de él, y aunque llegué a esa conclusión por mí misma, no era creíble. En realidad seguro que estaría mejor sin una hermana depresiva junto a él que le había empujado al suicidio. Carlisle tocó la puerta, y pasó al ver que no respondía. Me levantó y me sentó en la silla de al lado de la cama.
-Tienes que darnos una respuesta, ya.
-yo, estoy segura de que no querría seguir sufriendo así, no a mi lado…
-entonces,  ¿quieres desconectarlo?
-¿hay más solución? ¿Puedo hacer algo más por él?
-no, es… casi imposible …que vuelva.
-entonces, hágalo, desconéctelo.
-Debo preparar papeleo y ciertos permisos, lo haremos mañana por la mañana.- yo asentí respirando muy hondo. Se me hacía difícil pensar, que hoy debía dormir sola en casa, a no ser que invitara a Alicia para que viniera conmigo- Vuelva mañana a las  nueve y media, tendrás que arreglar ciertos papeles. E… intenta descansar algo ¿de acuerdo?.
-Gracias Carlisle, aunque…
- ¿sí?
- si cambiara de opinión, ¿mañana se podría volver a atrás?
-Claro, tú… piénsalo bien, ¿de acuerdo? – Asentí, el salió, y me dejó allí sola, Me levanté odiándome, por lo que seguramente haría al día siguiente. Me puse a su lado y me dolió demasiado verlo, Me sonó realmente estúpido que me doliera tanto, y fuera a ser yo quien tendría que rematarlo. Tuve que sentar en la cama, por que empezó a dolerme la cabeza a horrores y me notaba cansada, pesada, sin ánimo de nada, me recosté a su lado y lo abrace mucho y muy fuerte. Lloré a su lado durante horas, y más horas, Me pregunté por qué tendría que irse ahora, ahora que estaba tan bien. Tan feliz, y medianamente completo…  entonces pensé en Hayley. Tarde o temprano tendría que enterarse, y me daba verdadero pánico que tuviera que ser yo quien se lo contara, que le contara que mi hermano pequeño  se había medio muerto cuando iba a conocer a sus padres. Pero para cuando quise salir de mis pensamientos me di cuenta de lo tarde que era, serían al menos las ocho, ya había oscurecido. Me erguí y besé su frente, cuando salía, Carlisle entraba. E iba acompañado de  una chica, muy delgada y mona, como, un duendecillo escurridizo de sonrisa alegre y ojos, (como no, ámbar) alegres.
- Oh, Kaeileh, pensé que te habías ido.
- yo también.- la chica me miró totalmente quieta, sin moverse, sin hacer nada, creo, que hasta sin respirar. Miró a Carlisle, y luego me sonrió a mí.
- Soy Alice, la hija de Carlisle y Esme, encantada.
- Kaeileh, Kaeileh Wild.- no me prestó mucha atención. Se quedó mirando a Jessie, parecía como si fuera a morirse un hermano suyo. Estaba realmente afectada.
- ¿es tu hermano?- se acerco hasta él y le acaricio el pelo.
- sí, el es Jessie.
- es tan pequeñito…
- yo… tengo que irme…- salí corriendo antes de comenzar a llorar de nuevo. Conducía a casa ausente y sin prestar demasiada atención a la carretera. Aparqué en el encerado lo más rápido que pude y me dirigí a la casa, Hayley me sorprendió, estaba de pie junto a mi puerta, tenía los labios morados, igual que las manos, había empezado a nevar esa mañana y su cara indicaba que sabía lo ocurrido. Yo la miré igual de horrorizada.
Corrió a mis brazos y sollozó en silencio. No sabía qué hacer. Así, que la abracé también,
-Si hubiera sabido que esto iba a pasar, no lo hubiera dejado venir.
- nadie podía saber algo  así.
- Kaeileh,- me miró muy seria- lo he matado.
- Esto no tiene nada que ver contigo, quien lo mató fue una mala conductora.
- Yo, lo siento muchísimo, no sé cómo he planteado que podrías perdonarme…- estaba tiritando. Yo la abracé más fuerte.
- No te perdonaré, porque no tengo que perdonarte. Anda vamos dentro. Se te van a congelar las lágrimas.- tiré de ella hacia dentro. He hice te con leche para las dos.
-¿Cuándo vendrán tus padres a buscarte?
- ellos… no saben que estoy aquí.
- ¿te has escapado de casa?
- si…
- no deberías haberlo hecho. Pero los llamaré mañana si quieres.- Ella asintió y se acomodo en mi hombro, no tardó nada en dormirse, seguramente la pobre se había pasado horas y más horas llorando. Cuando estuvo bien dormida la subí al  cuarto, y bajé a llamar a sus padres. Me temblaron las manos cuando tenía el dedo sobre el botón de llamar marcando  Sñra Hatffiel.
-¿diga?
- se… señora Hatffiel.
- hola Kaeileh. De veras que siento muchísimo lo que ha pasado, y quizá sea demasiado pronto para darte ningún pésame.
- Gracias señora Hatffiel,  pero no pasa nada.
- dios mío… dime cielo ¿Qué querías?
- Quería que supiera que Hayley está aquí conmigo, y quería pedirle que lo dejara estar, al menos hasta mañana.
- Claro, claro cielo, me quitas un peso de encima. Estaba a punto de llamar a la policía.
-¿Por qué no me llamó antes?
- es que, no quería darte más sustos por hoy, supongo que esta ha sido un día muy difícil.
- no pasa nada, solo quería que supiera que todo está bien con Hayley. Y darle las gracias por dejarla pasar la noche.
- de nada, de todas formas, no quería que pasaras la noche sola.
- no se preocupe señora Hatffiel, y muchas gracias.
- de nada Kaeileh, por cierto, Llámame  Marlín,
- hasta luego entonces, marlín
- hasta mañana cielo.
 Dejé el teléfono sobre la barra de la cocina y fui a mi cuarto a ponerme el pijama, pero me quedé a medias, solo pude ponerme el pantalón de franela, y la bata por encima, por que tocaron la puerta y tuve que bajar. Me alegro encontrarme a Rosalie y Emmett.
-hola- no sabía si lloraba o reía en ese momento. Rosalie me abrazó.
- estoy aquí… estoy aquí…- no pensé que fueran a preocuparse en venir.
- no pensé que fuerais a venir.
- solo queríamos saber si estabas bien.
- gracias… ¿queréis pasar? Sé que no es una casa de catalogo, pero es todo lo que he podido hacer en tres o cuatro semanas de mudanza.
-  estoy seguro de que la mía sería un desastre.- Emmett bromeó tendiéndome una taza de porcelana blanca  y humeante. La agarraba con total naturalidad, y aunque  a mí me quemó un poco pude aguantar bien. Era una infusión de frutos de bosque.- te la manda Esme, es su favorita, pensó que tal vez te vendría bien.
- Gracias a dios, no podrías haberme traído nada mejor.
- en realidad, queríamos decirte…
- que... quizá Jessie no se haya ido del todo, quizá el siga aquí contigo.
- no… no lo cojo.
- solo queremos decir, que siempre estará junto a ti.- comencé a llorar  no se sí de la emoción o porque aun no me había planteado seriamente que Jessie se había ido. Después de charlar un poco nos despedimos y me dormí pensando en que mañana sería el último día en que vería a mi hermano.

martes, 28 de junio de 2011

no me responzabiliso si mañana te secuestro.


Después de aquello comimos galletas y los padres de Hayley fueron a buscarla. La despedí en la puerta, y le agradecí a su madre que nos prestara a su hija en unas fechas tan señaladas. Además de eso, Jessie ya se había ganado a su ‘’suegra’’. Luego, Jessie se fue al piso de arriba,  aunque no a dormir. Así solo quedamos Jack y yo solos en el salón.
-¿te quedarás a dormir?- le pregunte mientras lo miraba desde el arco de la cocina. Él que es estaba en el suelo  se levanto y vino hasta mi, y apoyó el brazo colocándose para mirarme.
- no lo sé, la casa es tuya.- me miro cara de cachorrito mojado y yo le sonreí.
- ¿me estas incitando a invitarte?
- ¿quieres que lo haga?
- inténtalo.
- ¿me estas retando?
- ¿te estas picando?
- ¿quieres que lo haga?
- sorpréndeme- bromeé volteándome a la cocina, derrepente comenzó a correr hacia mí y me levanto en el aire sentándome en la encimera cogiéndome de la cintura.
-¿Qué haces tonto? ¡Asustaras a Jessie!-
- que se asuste- bromeó besándome. Pero sonó el teléfono al poco de hacerlo, me sentí algo molesta por esto. Yo puse los ojos en blanco mientras contestaba.
- ¿sí?- Jack comenzó a besarme la mejilla.
- ¡hola Kaeileh!, soy Hayley.
- ¡hola! ¿Pasa algo?-
- no es solo… ¿está Jessie por ahí?
- está arriba, ¿le digo que baje?
- no tranquila lo llamare al móvil.
- está bien.
- entonces, hasta luego.
- hasta…- Jack no me dejó acabar la frase, me quitó el teléfono de las manos y lo colocó en la basa.- ¿estás loco?
- por ti nena.
- que típico eres.-
-¿Qué quieres decir con eso?
- que deberías cambiar de repertorio.
-¿para qué? Si no vamos a hablar… -¿Cómo besaba tan dulcemente?
- ¿Por qué no practicas mientras me  ducho? ¿Eh?- me bajé de la encimera y subí las escaleras. Me metí bien en el baño y me duche al turbo, luego fui a mi cuarto y me cambie rápido, hacía muchísimo frio, pero era imposible sentirlo con Jack rodeándome. Me puse una bata de seda y los calcetines más gruesos que encontré. Y cuando bajé lo vi tirado con los ojos entrecerrados en el sillón apague la luz. Luego me acerque lentamente y me senté en una esquina del sillón junto a él mientras le desabrochaba la camisa.
-¿te quedas a dormir?- le susurré al oído. Medio asintió mientras se acomodaba. Acabe de quitarle la camisa y luego los zapatos, lo coloque todo sobre la mesa del comedor.- ¿quieres venirte a mi cama?- le tendí la mano.
- No me responsabilizo si mañana te secuestro.
- me arriesgare.- subimos a tientas, miré de refilón el cuarto de Jessie, se había quedado dormido baca abajo del revés en la cama. – Ve yendo tú-   Jack siguió caminando  y se metió en mi cuarto. Yo entré en el cuarto de Jesse, le quité los zapatos, la camisa, los pantalones y los cascos, lo metí en la cama hasta arriba de mantas y cerré la ventana.
-Gracias.- me giré y me arrodillé junto a el.
-¿Por qué?
- por todo.- volvió a dormirse, me sorprende esa habilidad suya. - de nada.- le besé la frente y salí.
  Fui a mi cuarto y me metí en la cama, me reconfortó que la mano de Jack rodeara mi cintura. Dormí demasiado bien, necesitaría fuerzas, y muchas, para el día siguiente…

Más gente

Alicia





Sofia Black D'elia


Law


Shane Harper

Hayley


Chloe Moretz.


Jack
Alex Pettyfer ·///·








porque... me morire


   Llevábamos una semana de clase, era divertido, Jessie, ya tenía algo así como una novia, se llamaba Hayley, de lo mas mona, y yo había encontrado una especie de compañera genial Llamada Alicia y por consecuente a un amigo suyo llamado Law (rence). Luego conoci a un chico de lo más simpático llamado Jack, compartíamos biología,  literatura y física. Ese fin de semana iba a ser realmente genial. Los padres de Hayley la habían dejado ir a cenar a mi casa el día 25 por la tarde, que ellos tenían cena de empresa. Y Jack se vino porque sus padres tenían que ir a recoger a unos familiares a nueva york y no volverían hasta el 26 por la noche, es decir el 27. Sería una semana navideña entretenidísima. Desde las tres, Jessie y yo estuvimos medio cocinando. Acabamos por desistir la misión, solo pudimos hacer galletas con chocolate y caritas felices con sombreros de navidad, estaban sobre la encimera humeantes, mientras nosotros jugábamos a sacarnos fotos yo con mi cámara y el con la suya. 

Repochados en el sillón. Con un gorro de navidad cada uno. O algo así..  El primero en llegar fue Jack, coloco su regalo bajo el árbol, habíamos quedado en que ese año abriríamos los regalos el 27. Coloco dos cajas, una un paquete fino y cuadrado, supongo que un disco, y el otro era una caja plana y rectangular. No sé que era cada uno pero yo tenía cuatro regalos. El de Jack era una camisa de cuadros que vimos un día mientras dábamos una vuelta por el centro comercial. A Hayley un cinturón mío que  le había gustado, y como yo no me lo ponía hace mucho y solo había de esos en Neilton, se lo metí en una cajita y lo deje bajo el árbol, a Jesse le deje dos regalos ese día, unas zapatillas que vio la primera vez que dimos una vuelta por el centro y les echó el ojo.  Y unos cascos nuevos, amarillos, ya que le gustaba todo lo que fuera, preferiblemente, fluorescente, Jessie dejó tres paquetes, uno cuadrado, otro rectangular, y el otro pequeño, que no podía considerarse ni siquiera una caja pequeña. Después de eso seguimos sacándonos fotos los tres juntos. Luego pusimos música y bailamos, si se le podía llamar así durante al menos media hora. Luego Alicia y Law llegaron de improvisto y aunque no bailaron bromearon sentados en el sillón, y un rato después de la incursión de Alicia y Law llegó Hayley y enseguida Jessie se aparto con ella. Después de beber algunas cervezas y un poco de refresco nos acordamos de que no había comida, pedimos comida china y dos pizzas, por si acaso. Cenamos a eso de las nueve. Y luego encendimos la tele, Alicia y Law se quedaron a ver una peli de estreno que había y Jack y yo decidimos salir al patio trasero, antes de llegar pude ver a Jessie besar a Hayley en la hamaca metálica  del porche. Lo primero  que se nos ocurrió hacer fue acostarnos, de espaldas a la piscina,  sobre el césped, eso era tan genial, me gustaba sentir la mirada de Jack sobre mí, Cerré los ojos y crucé las piernas, Jack se movió, pero estaba tan a gusto que no me apetecía abrir los ojos. Algo me hizo cosquillas en la mejilla. Era algo frio. Y suave.
- ¿Qué haces?- no puede evitar sonreír.
- compruebo la suavidad del césped, con algo tan suave como él.
- am… ¿gracias?- bromeé.
- Kaeileh.- ¿Por qué hablaba tan bajito? Me encantaba…
- si…
- me haces un favor.
- claro.
- no te muevas.
-¿Por qué?
- porque estas demasiado perfecta así.- no puede evitar sonreír.- retiro lo dicho.
- estás loco-dije buscando su mano.
- Kaeileh.
-que.
- me haces otro favor.
- que si…- ¿¡por que no podía evitar reírme!?
- no abras los ojos.
-¿Por qué?
-porque… me moriré.
-¿Por qué?-  creo que nunca en mi existencia me había sentido tan feliz de preguntar algo. Su respuesta fue su risa. Y luego se quedo quieto, lo siguiente que pude notar fueron sus labios  sobre los míos, respiraba tan despacio inclinado sobre mí… su mano estaba tan perfectamente colocada sobre mi cintura… sentí que había sido creada para que la colocaran allí. Yo puse mi mano en su cuello, y pude sentir la suavidad de su fino cabello rubio, lo gracioso es que el también acariciaba el mío .Con mi otra mano toque su costado, aquello era tan absolutamente perfecto, simplemente… perfecto… creo que nací para que me besara Jack. Y aunque hacía un frio terrible, aquel lugar seguía cálido, a nuestro alrededor, lo estaba. Me fui irguiendo poco a poco, hasta que fue Jack quien estaba en el suelo, Cogí su mano mientras el jugueteaba con mi pelo. Me costó mucho separar nuestros labios, tanto que cuando lo hice permanecí con los ojos cerrados, por si aquello no era real, supe que el también, supe que sentía lo mismo. Y por un impulso, quizá un acto reflejo, toque sus labios con el dedo. No pude evitar sonreír. Le bese brevemente de nuevo y recosté mi cabeza en su hombro, y rodeé su pecho con el brazo.
- Jack.- no sabía que mi voz pudiera sonar tan bajo.
- ¿sí?
- pídeme los favores que quieras- rió, y fue una risa preciosa.
- kaeileh.
- ¿sí?
- de ahora en adelante, ya no serán favores.
- ¿ha no?
- no.
-¿y eso porque…?
- porque ya no te pediré permiso- entonces me besó de nuevo, luego nos levantamos y volvimos a dentro, Alicia y Law tenían que irse se despidió a eso de las diez y media.  Asique aprovechamos para abrir los regalos. Yo me senté junto al árbol y fui entregando lo regalos, el primero que pillé fue el de Jessie, y era mío.
-para ti- le tendí la caja y la abrió despacito, le encantaron las zapatillas, tanto que se las colgó del cuello anudándose los cordones
- son… ¡son geniales!- me abrazo. Y volvió a su sitio junto a Hayley. El siguiente era de Jack.
- toma- lo cogió despacito, lo agitó junto a su oreja, y luego lo abrió. Era un disco de linking park, chocó nudillos con Jessie. El siguiente era de Hayley. Era el mío.
- se que te gusta mucho, más te vale darle uso.- bromeé. Ella lo acepto sonriente. Y al ver que era mi cinturón me abrazo. El siguiente también era suyo, era la cajita. La abrió despacito, era un colgante en forma de corazón  con una foto de los dos haciendo tonterías. El siguiente era para mí. ¡Por fin!, era de Jessie. Era el paquete cuadrado. Yo también lo meneé. Pero no daba pistas, lo abrí, eran unos zapatos de tacón bajo, rosa chicle que me encantaban.
- son ¡preciosos! Me los pondría, pero se me congelarían los pies.- El siguiente era de Jessie, de Jack. Era un disco de nirvana. Lo puso nada más abrir el papel de envoltorio. El siguiente era para Jack, era el mío. Le encanto la camisa, además le quedaba de muerte el azul. Se quito el suéter y se la puso allí mismo. El siguiente era para mí, de Hayley, era un bolsito negro con lentejuelas, de fiesta, me encanto, lo usaría mucho de ahora en adelante. El siguiente para Jessie, de Hayley, Era una camisa genial, que le hacía juego con las zapatillas.
Nos habíamos puesto de acuerdo para comprarlo. El siguiente era el último. Y mío. Era de Jack. Lo abrí, y me dio hasta pena, era una caja tan bonita… dentro había una camisa, simplemente, preciosa, de un color similar al de los zapatos. La miré un rato, y luego miré los demás regalos. Y todos conjuntaban misteriosamente.
-La eligió Hayley- dijo Jack.
-Pues es perfecta. Gracias a todos.
Después de aquello comimos galletas y los padres de Hayley fueron a buscarla. La despedí en la puerta, y le agradecí a su madre que nos prestara a su hija en unas fechas tan señaladas. Además de eso, Jessie ya se había ganado a su ‘’suegra’’. Luego, Jessie se fue al piso de arriba,  aunque no a dormir.