lunes, 18 de julio de 2011

estaba cansado...

Me levanté a las ocho.  Y me quede mirando por la ventana como el sol derretía los copos de nieve que había en el marco de mi ventana, tenía miedo de lo que iba a hacer, acabe por ponerme en pié y vestirme, luego entré al cuarto de Jessie y encontré a  Hayley tirada en el suelo abrazada a la camisa que le había regalado. 
-vamos, te dejaré en casa de camino.
- no, no por favor, déjame, déjame. Yo llamaré a mi madre para que venga a buscarme luego.
- pero. No sé si puedo dejarte aquí sola. Si haces cualquier locura el castigo recaerá sobre mí.
- no haré nada, lo juro, no dejare que tu cargues con la culpa.- le besé la frente  bajé cogí mis cosas y me fui. Legue a las diez menos cuarto.  Llegué por adelantado. Deseé no haberlo hecho. Porque ya había nada a su alrededor. No había encefalograma, ni respirador, ni bolsa de suero, ni un solo tubo, ni un solo cable. Corrí hasta él, y me quedé petrificada cuando noté que estaba frió, tampoco había pulso en las escasas venas que habían difuminadas bajo la piel de sus muñecas. Carlisle entró y me saco por los hombros de la habitación.
- creo que estás en shock. No estabas preparada para verlo.- examinó mis pupilas mirándolas directamente con sus ojos.
-estoy...Estoy bien…
-¿segura?
- ¿Qué ha pasado?
- anoche… muy tarde, a eso de las tres y media  cuatro, su corazón se paró. Yo no podía más, estaba cansado.
- ¿cansado?
- casi no podía respirar, y para el… estas últimos meses supongo que han sido muy duros. Tenía las defensas muy bajas, y el corazón muy débil. Según su historial había sufrido un infarto hacía relativamente poco. Y no estaba lo suficientemente fuerte para sobrevivir a algo así.- yo asentí.- vamos, no te derrumbes ahora.
- es que… solo llevaba menos de un mes bajo mi cargo y ya lo he matado.
- tú, no eres responsable de esto, nadie puede controlar estas cosas sabes- me abrió la puerta para dejarme pasar, yo volví junto a él y le cogí la mano.
- te dejaré para que te despidas, debo llevármelo ya.- con las mismas salió de la habitación, yo lo abracé y me dolió horrores notar que no se movía, que no respiraba, me dolía saber que no iba a despertarse, lo peine un poco, le coloque bien la bata, le arregle la manta, hice de todo, para no dejar de tocarlo, no quería que se lo llevaran, no quería que se fuera. No quería estar sola, sin él, de nuevo. Pero ya no nos quedaba tiempo, Carlisle tocó la puerta y entró con la enfermera, la chica comenzó a colocarle las manos y a recostar la camilla, pero yo me resistí a soltarlo hasta el último momento, cuando Carlisle lo cubrió con la manta. Me quedé llorando en una habitación vacía de hospital. Tirada en el suelo con el corazón entre las manos. Carlisle volvió a por mí en un abrir y cerrar de ojos. Me sentó en la cafetería e intento tranquilizarme.
- Llamaré a Esme para que te acerque a casa, y te haga compañía hasta las cuatro.
-¿las cuatro?
- la funeraria.
- ah, está bien.
- tranquilízate ¿de acuerdo?, no dejaremos que te quedes sola.- yo intenté medio sonreír, y luego me acompañó al parking, Esme llegó rapidísimo, estaría cerca… Nos metimos en mi coche y llegamos a mi casa. Luego entramos, y nos quedamos de pie mirando el salón, lo apagado que parecía sin la sonrisa de Jessie, Me dio por llorar, y Esme me consoló acariciándome el pelo durante horas. Hasta las cuatro, cuando me dejó en la puerta de la funeraria y volvió paseando a su casa, aunque note cierta prisa. Entré despacito y salí rápido. Elegí uno blanco, sin crucifijo, el era ateo, decía que su vida era demasiado perfecta como para que alguien la tuviera planificada, y menos aun un ser superior, y la verdad es que si existía el tal dios, últimamente no me lo había demostrado. Volví a casa hecha polvo, me tiré en el sillón dormí durante horas, y así lo haría durante todo el día.







Esa mañana era ‘’la mañana’’, Llevaba desde antes de ayer durmiendo todo el día.  Me levanté a eso de las nueve, me vestí y fui a la funeraria, Ayude al encargado a colocar las flores y el atril para dar mi ‘’discurso’’, luego volví a casa me bañe durante horas, luego me vestí, era un vestido negro sencillo, me lo compre hacía muchísimo tiempo, y no lo había estrenado. Intenté recogerme el pelo acabe por dejarlo natural, y ese día acabo más liso de lo normal. Me miré durante un buen rato al espejo y acabé por armarme de valor, y salir a por el coche, Rosalie me esperaba apoyada en el capó.
-anda, vamos.- me tendió la mano, yo le lancé las llaves y me metí en el asiento del copiloto.- estas preciosa.
-¿Qué dices? Si tu estas fantástica…
- hoy nadie estará más bonita que tu.
- eso no es lo que me preocupa ahora exactamente.
- todo saldrá bien, ya verás.- Cuando llegamos había muchísima gente, y algún compañero suyo y sus padres. Cuando entre me puse nerviosísima bajo la mirada de toda esa gente que me miraba expectante, esperando un gran discurso. Respiré profundo miré al frente e intente no prestarle atención al ataúd que tenía tras de mí.

domingo, 10 de julio de 2011

¡yo te mato, zorra!

Es muy irritante que tumben tu puerta a golpes mientras duermes en la cama con la persona que amas.
-¿kaeileh?¡kaeileh abre la puerta!.
- Que quieres Jesse…- no sabía muy bien lo que decía, aun estaba medio inconsciente.
- ¡Vamos!, levanta!, necesito que me acerques al centro.
-¿ahora?
- sí, ahora, había quedado con los padres de Hayley a las once y son las doce y media.
-¿Cuándo  pensabas contármelo?- me levante corriendo y empecé a vestirme.
- no te preocupes, yo le llevo-  entonces vi a Jack mientras se colocaba el cinturón.
-¿alguien me abre la puerta?-  cuando le abrí la puerta  me miro como indignado y fue a vestirse, entonces me di cuenta de que iba en calzoncillos. No pude evitar sonreír. Cogí el teléfono y llamé a Hayley.
- ¿kaeileh?
-lo siento, lo siento, lo siento. Te juro que ya estamos de camino.
-¿todavía no habéis llegado?
-no.
- mis padre aun están aparcando, podéis llegar antes y quedar bien. Date prisa, te dejo mi madre pregunta con quien hablo.- Colgué el teléfono y comencé a vestirme.
-¡Jesse!- grité yo mientras forcejeaba con el pantalón.
-¿Qué?- entró a mi cuarto corriendo con el cepillo de dientes en la boca.
-Ellos tampoco han llegado aún. Si te das prisa podemos llegar a tiempo.-  Salió corriendo y se metió en su cuarto. Al poco salió completamente vestido y se metió al baño mientras se cepillaba el pelo y los dientes a la vez. Y yo seguía con los pantalones.
- Tranquila, yo lo llevo, y ya luego tu nos alcanzas, nos vemos en…- El pobre Jack no tuvo tiempo de  decir nada, solo llego a rozarme los labios, Porque Jessie se lo llevó a rastras, yo intente vestirme lo más rápido que pude, cogí las llaves, el móvil y la cartera y me subí al coche. Arranqué  y me metí en la carretera lo más rápido que pude, vi el coche de Jack justo antes de que se metiera en el cruce que daba a la ciudad, justo antes, de que otro coche le pasara por encima. No podía ser, otra vez no. Aceleré todo lo que pude, pero la desesperación pudo conmigo. Me bajé y eché a correr todo lo que pude, El otro coche quedo casi intacto, y el maldito coche de Jack dio al menos dos vueltas de campana. La maldita estúpida que conducía el otro coche  salió y empezó a dar gritos por que le sangraba algo la nariz, y aun así no dejó de hablar por el móvil. Casi la mato a ostias, pero primero lo primero, corrí hasta el coche, que quedó boca abajo, vi que sobresalía una mano ensangrentada y con un móvil entre las manos, también escuche una tos que no cesaba, la mano era de Jessie, y la tos, de Jack.
 -¡Jessie! ,¡Dios Jessie! Dime algo. Solo escuché una respiración entre cortada, y noté que la mano apretaba cada vez menos. Saqué mi móvil y llamé a emergencias. La operadora me dijo que iban a tardar porque estábamos en un lugar apartado. ¡Maldita sea!, ni la policía estaba de mi lado. La chica se acerco cojeando un poco y quejándose.
-¿va todo bien?-
-¿Qué si va todo bien?, ¿¡que si va todo bien!?- me levante llena de rabia. Y me acerque a ella sin control de lo que hacía.- ¡yo te mato zorra!-hubiera estado a punto de cogerla por los pelos si unas manos fuertes y frías no me hubieran cogido por los brazos.
-tranquilízate.- era Emmett.
-¡Emmett! , ¡Emmett! Gracias a dios!, ayúdales, por favor has algo…- se me paró el corazón cuando vi a Carlisle sacar a mi pobre Jessie a rastras. Mientras otro total desconocido sacaba a Jack. Que salió más o menos por su propio pie. Pero en ese momento, lo importante era Jessie. Corrí y me tiré a su lado. Y cogí su mano, mientras Carlisle lo reanimaba, tenía los ojos perdidos, aunque se movían de cuando en cuando. Yo lloraba mientras el pobre Carlisle se desesperaba intentando reanimarlo.
- no te vayas… tu no…- era estúpido rogarle eso en ese momento. Intento hablar, intentó decir algo, pero no tenia voz. Carlisle no paró de reanimarlo hasta que llegaron los sanitarios, me apartaron y pusieron un cuerda de seguridad, solo podía ver el pecho de Jessie, cada vez que le reanimaban con las palas y su cuerpo reaccionaba violentamente, A lo lejos pude ver como avanzaba otra ambulancia, la de Jack supuse. Carlisle se acerco deprisa.
- nos lo llevamos al hospital. Ven cuanto antes.-  yo cogí el coche y me puse en camino incluso antes que la ambulancia, el camino se me hizo infinito y cuando llegué tuve que sentarme en la sala de espera, al poco escuche las sirenas y los ruidos de las puertas de las ambulancias. Me acerque al marco de la puerta y vi pasar fugazmente la camilla con mi pobre niño aun ensangrentado y débil. No me dejaron pasar más allá de las puertas del ascensor para acceder al quirófano. No me sentí lo suficientemente fuerte como para mantenerme en pie, y caí al suelo de rodillas. Me sorprendió que fuera Rosalie la que me levantara.
- no te preocupes, todo saldrá bien.- Entonces Emmett nos alcanzó y cogió mi otro brazo.
- estoy seguro de que Carlisle hará lo imposible.- nos sentamos en la sala de espera y Esme, que acababa de llegar me traía un té, que buena era esa mujer. Los segundos para mí en ese momento se volvieron siglos. No podía evitar que me corrieran las lágrimas por la cara.
-¿Cuántos años tiene?
- 14, acababa de cumplirlos en septiembre.
- oh dios mío… tranquila, estoy segura de que Carlisle lo arreglara todo.
- Jack está bien.- ¿y ese quien era? Era igual de Alto y con pinta de fuerte que Emmett y Carlisle. Con los ojos también color ámbar. Con el pelo largo y color cobrizo, como el mío. Era una cara agradable, aunque de lo serio, daba hasta cierto punto de miedo.
- oh, Kaeileh, este es Jasper, mi otro hijo.
- encantada- intente sonreírle, pero estoy segura de que no funcionó. El tampoco estaba muy por la labor.
-¡Ya sale!- Rosalie parecía incluso más apurada que yo. Me levante y me puse frente a él. Se quito los guantes. Se mordió el labio, cogió aire y me miro.
- ¿está bien?- El me puso la mano en el hombro y negó con la cabeza.
- está… en muerte cerebral, podemos mantenerlo conectado, pero… debes saber que hay poquísimas posibilidades de que despierte.- yo negué con la cabeza.
- ¿Qué quieres hacer?
- quiero verlo, quiero verlo ¿puedo verlo? – el asintió y me guió al cuarto. Respiré un par de veces antes de entrar, No pude creer lo que veía.
Mi Jessie no se merecía eso, si lo hubierais visto, estaba tan roto, tan magullado, e inmóvil, parecía dormido, parecía que se iba a despertar en cualquier momento, pero, aunque estuve de pie junto a él, acariciando su mano, no lo hizo, no se despertó, no se movió, no abrió los ojos y sonrió como hacía siempre, y no aguante más, lloré de rodillas junto a su cama, Me hubiera gustado tener a mi papá para que me abrazara, y me dijera que no iba a pasar nada, que estaría bien, que el abuelo cuidaría de él, y aunque llegué a esa conclusión por mí misma, no era creíble. En realidad seguro que estaría mejor sin una hermana depresiva junto a él que le había empujado al suicidio. Carlisle tocó la puerta, y pasó al ver que no respondía. Me levantó y me sentó en la silla de al lado de la cama.
-Tienes que darnos una respuesta, ya.
-yo, estoy segura de que no querría seguir sufriendo así, no a mi lado…
-entonces,  ¿quieres desconectarlo?
-¿hay más solución? ¿Puedo hacer algo más por él?
-no, es… casi imposible …que vuelva.
-entonces, hágalo, desconéctelo.
-Debo preparar papeleo y ciertos permisos, lo haremos mañana por la mañana.- yo asentí respirando muy hondo. Se me hacía difícil pensar, que hoy debía dormir sola en casa, a no ser que invitara a Alicia para que viniera conmigo- Vuelva mañana a las  nueve y media, tendrás que arreglar ciertos papeles. E… intenta descansar algo ¿de acuerdo?.
-Gracias Carlisle, aunque…
- ¿sí?
- si cambiara de opinión, ¿mañana se podría volver a atrás?
-Claro, tú… piénsalo bien, ¿de acuerdo? – Asentí, el salió, y me dejó allí sola, Me levanté odiándome, por lo que seguramente haría al día siguiente. Me puse a su lado y me dolió demasiado verlo, Me sonó realmente estúpido que me doliera tanto, y fuera a ser yo quien tendría que rematarlo. Tuve que sentar en la cama, por que empezó a dolerme la cabeza a horrores y me notaba cansada, pesada, sin ánimo de nada, me recosté a su lado y lo abrace mucho y muy fuerte. Lloré a su lado durante horas, y más horas, Me pregunté por qué tendría que irse ahora, ahora que estaba tan bien. Tan feliz, y medianamente completo…  entonces pensé en Hayley. Tarde o temprano tendría que enterarse, y me daba verdadero pánico que tuviera que ser yo quien se lo contara, que le contara que mi hermano pequeño  se había medio muerto cuando iba a conocer a sus padres. Pero para cuando quise salir de mis pensamientos me di cuenta de lo tarde que era, serían al menos las ocho, ya había oscurecido. Me erguí y besé su frente, cuando salía, Carlisle entraba. E iba acompañado de  una chica, muy delgada y mona, como, un duendecillo escurridizo de sonrisa alegre y ojos, (como no, ámbar) alegres.
- Oh, Kaeileh, pensé que te habías ido.
- yo también.- la chica me miró totalmente quieta, sin moverse, sin hacer nada, creo, que hasta sin respirar. Miró a Carlisle, y luego me sonrió a mí.
- Soy Alice, la hija de Carlisle y Esme, encantada.
- Kaeileh, Kaeileh Wild.- no me prestó mucha atención. Se quedó mirando a Jessie, parecía como si fuera a morirse un hermano suyo. Estaba realmente afectada.
- ¿es tu hermano?- se acerco hasta él y le acaricio el pelo.
- sí, el es Jessie.
- es tan pequeñito…
- yo… tengo que irme…- salí corriendo antes de comenzar a llorar de nuevo. Conducía a casa ausente y sin prestar demasiada atención a la carretera. Aparqué en el encerado lo más rápido que pude y me dirigí a la casa, Hayley me sorprendió, estaba de pie junto a mi puerta, tenía los labios morados, igual que las manos, había empezado a nevar esa mañana y su cara indicaba que sabía lo ocurrido. Yo la miré igual de horrorizada.
Corrió a mis brazos y sollozó en silencio. No sabía qué hacer. Así, que la abracé también,
-Si hubiera sabido que esto iba a pasar, no lo hubiera dejado venir.
- nadie podía saber algo  así.
- Kaeileh,- me miró muy seria- lo he matado.
- Esto no tiene nada que ver contigo, quien lo mató fue una mala conductora.
- Yo, lo siento muchísimo, no sé cómo he planteado que podrías perdonarme…- estaba tiritando. Yo la abracé más fuerte.
- No te perdonaré, porque no tengo que perdonarte. Anda vamos dentro. Se te van a congelar las lágrimas.- tiré de ella hacia dentro. He hice te con leche para las dos.
-¿Cuándo vendrán tus padres a buscarte?
- ellos… no saben que estoy aquí.
- ¿te has escapado de casa?
- si…
- no deberías haberlo hecho. Pero los llamaré mañana si quieres.- Ella asintió y se acomodo en mi hombro, no tardó nada en dormirse, seguramente la pobre se había pasado horas y más horas llorando. Cuando estuvo bien dormida la subí al  cuarto, y bajé a llamar a sus padres. Me temblaron las manos cuando tenía el dedo sobre el botón de llamar marcando  Sñra Hatffiel.
-¿diga?
- se… señora Hatffiel.
- hola Kaeileh. De veras que siento muchísimo lo que ha pasado, y quizá sea demasiado pronto para darte ningún pésame.
- Gracias señora Hatffiel,  pero no pasa nada.
- dios mío… dime cielo ¿Qué querías?
- Quería que supiera que Hayley está aquí conmigo, y quería pedirle que lo dejara estar, al menos hasta mañana.
- Claro, claro cielo, me quitas un peso de encima. Estaba a punto de llamar a la policía.
-¿Por qué no me llamó antes?
- es que, no quería darte más sustos por hoy, supongo que esta ha sido un día muy difícil.
- no pasa nada, solo quería que supiera que todo está bien con Hayley. Y darle las gracias por dejarla pasar la noche.
- de nada, de todas formas, no quería que pasaras la noche sola.
- no se preocupe señora Hatffiel, y muchas gracias.
- de nada Kaeileh, por cierto, Llámame  Marlín,
- hasta luego entonces, marlín
- hasta mañana cielo.
 Dejé el teléfono sobre la barra de la cocina y fui a mi cuarto a ponerme el pijama, pero me quedé a medias, solo pude ponerme el pantalón de franela, y la bata por encima, por que tocaron la puerta y tuve que bajar. Me alegro encontrarme a Rosalie y Emmett.
-hola- no sabía si lloraba o reía en ese momento. Rosalie me abrazó.
- estoy aquí… estoy aquí…- no pensé que fueran a preocuparse en venir.
- no pensé que fuerais a venir.
- solo queríamos saber si estabas bien.
- gracias… ¿queréis pasar? Sé que no es una casa de catalogo, pero es todo lo que he podido hacer en tres o cuatro semanas de mudanza.
-  estoy seguro de que la mía sería un desastre.- Emmett bromeó tendiéndome una taza de porcelana blanca  y humeante. La agarraba con total naturalidad, y aunque  a mí me quemó un poco pude aguantar bien. Era una infusión de frutos de bosque.- te la manda Esme, es su favorita, pensó que tal vez te vendría bien.
- Gracias a dios, no podrías haberme traído nada mejor.
- en realidad, queríamos decirte…
- que... quizá Jessie no se haya ido del todo, quizá el siga aquí contigo.
- no… no lo cojo.
- solo queremos decir, que siempre estará junto a ti.- comencé a llorar  no se sí de la emoción o porque aun no me había planteado seriamente que Jessie se había ido. Después de charlar un poco nos despedimos y me dormí pensando en que mañana sería el último día en que vería a mi hermano.